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12 de febrero de 2025
SAN JUAN: Hacía 24 años que no se registraban temperaturas tan altas

Las altas temperaturas ponen en alerta al sector agrícola. Los cultivos tienen un largo proceso de recuperación e impacta en la calidad del producto.
San Juan atravesó una ola de calor extrema, con registros que no se veían desde hace 24 años en un mes de febrero. Según el ingeniero Cristian Albors, integrante del equipo de Cátedra de Agrometeorología de la Facultad de Agronomía de la UNSJ, el lunes 10 de febrero se alcanzó una temperatura máxima de 44°C, un valor que no se había registrado desde 2001, cuando se alcanzaron los 45°C. Esta ola de calor comenzó el jueves de la semana pasada y terminó este lunes, con picos máximos de temperatura
El especialista explicó que en los últimos años las olas de calor en febrero han sido cada vez más frecuentes y prolongadas. "El año pasado tuvimos la ola de calor más extensa, que comenzó en la última semana de enero y se extendió hasta la primera de febrero", indicó Albors.
Desde el punto de vista meteorológico, el especialista detalló que para definir una ola de calor es necesario considerar tres aspectos: la duración, la intensidad de las temperaturas máximas y la frecuencia con la que se repiten estos eventos. En este sentido, destacó que la ola de calor actual superó las temperaturas mínimas y máximas establecidas por el Servicio Meteorológico Nacional desde el jueves anterior.
Impacto en los cultivos
El calor extremo no solo afecta a la población, sino también a la producción agrícola. Albors explicó que los cultivos más afectados son la vid, los olivos y el pistacho. "Las altas temperaturas generan estrés térmico en las plantas, que deben activar mecanismos de autodefensa. En el caso del olivo, por ejemplo, las hojas se cierran hacia el tallo para reducir la exposición solar y minimizar daños", explicó.
Uno de los efectos más notorios de estas olas de calor en la vid es la alteración en la maduración de la uva. "Cuando hay noches cálidas en la etapa del envero, los procesos bioquímicos se ven afectados, lo que provoca una menor acumulación de color y aromas en la uva. Esto puede impactar en la calidad del vino, haciéndolo más inestable y con menor durabilidad", explicó el ingeniero.
Recomendaciones para los productores
Ante la continuidad de estos fenómenos, Albors señaló que los productores pueden tomar medidas preventivas para minimizar los efectos de las olas de calor. "Es muy importante preparar el suelo con suficiente materia orgánica y garantizar un riego adecuado antes del inicio de la ola de calor. Un suelo bien tratado retiene mejor la humedad y ayuda a que la planta enfrente de mejor manera el estrés térmico", indicó.
Finalmente, el especialista destacó la importancia de monitorear los pronósticos meteorológicos y ajustar las prácticas de riego y manejo de cultivos según las previsiones climáticas. "Hoy contamos con información precisa que nos permite anticiparnos y mitigar los efectos de las altas temperaturas. Es fundamental utilizar estos datos a favor de la producción agrícola", concluyó.