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SALUD

11 de noviembre de 2025

Los riesgos ocultos del vapeo: una amenaza para jóvenes y no fumadores

El crecimiento del uso de cigarrillos electrónicos entre jóvenes representa un peligro para la salud pública. Aunque son promovidos como una alternativa más segura, contienen sustancias nocivas y pueden perpetuar el consumo dual de nicotina.

 

El uso creciente de cigarrillos electrónicos, especialmente entre jóvenes, es una tendencia preocupante que implica riesgos reales para la salud. Estos dispositivos, que funcionan con batería y se presentan en diversas formas, producen un aerosol inhalado por los usuarios y exhalado en el ambiente.

A pesar de la disminución en el número de personas que fuman tradicionalmente, el consumo de tabaco en sus formas alternativas y de sistemas electrónicos para administrar nicotina ha aumentado significativamente, poniendo en riesgo a la salud pública.

Los cigarrillos electrónicos, también conocidos como aparatos de vapeo, pueden parecerse a cigarrillos convencionales, bolígrafos o utensilios tecnológicos, pero su uso implica inhalar sustancias cuyo impacto a largo plazo aún genera preocupación entre especialistas.

Contrario a la creencia popular, estos dispositivos no son una alternativa segura para dejar de fumar. Las evidencias indican que suelen fomentar el consumo dual, donde los usuarios fumadores continúan usando tanto cigarrillos tradicionales como electrónicos simultáneamente.

La American Heart Association recomienda apelar a métodos comprobados para abandonar el tabaquismo, ya que los cigarrillos electrónicos no cuentan con suficientes pruebas de ser efectivos en ese sentido.

Uno de los principales problemas es que la mayoría de estos dispositivos libera nicotina, una sustancia altamente adictiva que puede afectar negativamente el desarrollo cerebral en adolescentes, niños y fetos cuando las mujeres embarazadas vapean.

Además, algunos presentan concentraciones de nicotina mayores incluso que los cigarrillos convencionales. El vapor contiene también sustancias peligrosas como diacetil, vinculado a enfermedades pulmonares graves, compuestos orgánicos volátiles, metales pesados como níquel, estaño y plomo, y agentes cancerígenos.

Tanto usuarios como personas expuestas al vapeo de segunda mano inhalan estos contaminantes tóxicos, lo que amplía el riesgo de daño en la población general.

El líquido utilizado en estos aparatos puede ser altamente tóxico, ocasionando envenenamientos por ingestión, inhalación o contacto con la piel y ojos, afectando a niños y adultos.

Se han registrado miles de casos de lesiones pulmonares graves vinculadas al uso de cigarrillos electrónicos, algunas con desenlace fatal. Aunque la causa específica aún no está confirmada, los CDC aconsejan no utilizar estos dispositivos.

Una de las mayores amenazas es que el repunte del vapeo puede normalizar nuevamente el consumo de tabaco, invirtiendo años de esfuerzos globales para reducir esta adicción que causa anualmente la muerte de 480.000 personas en Estados Unidos.

Las compañías tabacaleras destinan enormes sumas a publicidad, gastando en 2017 más de 8.600 millones de dólares para atraer a una nueva generación hacia la nicotina y el tabaco, lo que equivale a casi 23 millones de dólares por día.

En 2016, cerca del 80% de estudiantes de secundaria en Estados Unidos estuvieron expuestos a publicidad de cigarrillos electrónicos. Actualmente, estos dispositivos son la forma más común de consumo de tabaco entre niños y adolescentes.

El consumo de cigarrillos electrónicos entre estudiantes de secundaria se duplicó en 2018 respecto al año anterior, incrementando la preocupación por su influencia en la juventud.

Entre los factores que atraen a los jóvenes están los sabores atractivos de estos productos, con más del 80% de adolescentes afirmando que su primer cigarrillo electrónico tuvo un sabor dulce o frutal.

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