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SALUD

11 de julio de 2024

La resistencia a los antibióticos cobra 79.000 vidas al año

La resistencia a los antibióticos, antivíricos, antifúngicos y antiparasitarios surge cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos cambian a lo largo del tiempo y dejan de responder a los medicamentos, lo que hace más difícil el tratamiento de las infecciones e incrementa el riesgo de propagación de enfermedades, de aparición de formas graves de enfermedades y de muerte.

Como consecuencia de la farmacorresistencia, los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos se vuelven ineficaces, por lo que las infecciones son cada vez más difíciles o imposibles de tratar provocando la muerte de aproximadamente 79.000 personas al año en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso de manifiesto elevados niveles de resistencia en bacterias causantes de septicemias potencialmente mortales, así como una creciente resistencia a los tratamientos en varias bacterias que provocan infecciones comunes entre la población, según se analizó de los datos comunicados por 87 países en 2020. Este informe evaluó por primera vez las tasas de resistencia antimicrobiana en relación con la cobertura de pruebas analíticas de los 127 países que conforman el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia y de su Uso (GLASS), los cuales representan un 72% de la población mundial.

 

“La resistencia a los antimicrobianos erosiona la medicina moderna y pone millones de vidas en peligro,” afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. “Para aprehender realmente la magnitud de la amenaza mundial y organizar una respuesta de salud pública eficaz contra las antibiorresistencias debemos multiplicar los análisis microbiológicos y generar datos de calidad garantizada en todos los países, y no solo en los más ricos”, agregó tras la publicación del informe en 2022. 

Los niveles de resistencia en bacterias que causan frecuentemente los cuadros de septicemia (infección generalizada en la sangre) identificados por el estudio se ubican por encima del 50%. Además, el estudio mostró que las infecciones bacterianas comunes presentan cada vez mayor resistencia a los tratamientos. Más del 60% de las cepas aisladas de Neisseria gonorrea, causante de una frecuente enfermedad de transmisión sexual, han mostrado resistencia a uno de los antibacterianos más utilizados por vía oral, la ciprofloxacina. Mientras que más del 20% de las cepas aisladas de Escherichia coli, que es el patógeno más común en las infecciones de las vías urinarias, resultaron resistentes tanto a los fármacos de primera línea -ampicilina y cotrimoxazol- como a los tratamientos de segunda línea -fluoroquinolonas-.

 

Una de las consecuencias de la automedicación

La automedicación es una práctica común que puede tener graves consecuencias para la salud pública, entre las cuales se destaca el aumento de la resistencia antimicrobiana. Cuando las personas se automedican con antibióticos sin la supervisión adecuada de un profesional de la salud, a menudo utilizan estos medicamentos de manera incorrecta, ya sea en dosis inapropiadas o por períodos insuficientes. Este uso indebido no solo puede ser ineficaz para tratar la enfermedad, sino que también favorece la supervivencia y proliferación de bacterias resistentes. 

A medida que estas bacterias resistentes se multiplican y se diseminan, las infecciones se vuelven más difíciles de tratar, lo que puede llevar a un incremento en la duración de las enfermedades, la necesidad de tratamientos más costosos y un mayor riesgo de complicaciones graves. 

 

Cómo hacer frente a la creciente resistencia antimicrobiana

La resistencia antimicrobiana es un problema global que amenaza con revertir décadas de avances médicos y requiere una respuesta coordinada y responsable tanto de los individuos como de los sistemas de salud. Para hacer frente al curso creciente de la resistencia a los antibióticos, la OMS señaló que los países deben poner mayor empeño, a alto nivel, en potenciar su capacidad de vigilancia y aportar datos de calidad garantizada, sabiendo que también incumbe actuar a todas las personas y comunidades. 

 

Los cuatro pilares de la OMS para combatir la resistencia antimicrobiana son: prevención de las infecciones; acceso a los servicios de salud esenciales; diagnóstico oportuno y preciso; y tratamiento adecuado y de calidad garantizada. Esos pilares se apoyan en dos elementos funcionales: gobernanza, concienciación y educación eficaces; e información estratégica procedente de la vigilancia y la investigación.

Por su parte, economistas del Reino Unido propusieron afectar la demanda de los antibióticos de amplio espectro mediante un impuesto a estos medicamentos para reducir las recetas de los mismos. En el artículo publicado en el International Journal of Industrial Organization, los expertos sostienen que los médicos de cabecera pueden elegir qué fármaco recetar y con este impuesto a los antibióticos de amplio espectro, se podría fomentar un mayor uso de fármacos de espectro reducido, es decir, dirigidos a bacterias específicas. Además de acotar el tiempo y los costes de las pruebas, esto ayudaría a frenar la resistencia a los antibióticos según su perspectiva.

 

La legislación en Argentina

Con la Ley 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos, el profesional de la salud encargado de elaborar una autorización de algún antimicrobiano (antibiótico, antiviral, antifúngico, antiparasitario) debe dispensar al paciente la receta original y una copia o duplicado, ya sea de forma manuscrita, digital o electrónica que queda como registro en la farmacia donde se compra el medicamento. Además, la receta debe incorporar el diagnóstico por el cual se indica su uso.

Esta norma, publicada en el Boletín Oficial en agosto del 2022, tiene el enfoque integral de "Una Salud". Implica el abordaje de la resistencia antimicrobiana  como problema de salud pública desde las diferentes disciplinas de las ciencias médicas, veterinarias y medioambientales con la participación de todos los sectores y actores involucrados, con un enfoque multidisciplinario como es la génesis de su problemática y a partir de la necesidad de alcanzar un mejor manejo y control.

 

Lista de bacterias farmacorresistentes más peligrosas para la salud humana

En la lista de 2024 se han eliminado cinco combinaciones de patógenos y antibióticos incluidas en la lista de 2017 y se han añadido cuatro combinaciones nuevas, reflejando la dinámica de la resistencia antimicrobiana. Las enterobacteriales resistentes a las cefalosporinas de tercera generación figuran en un grupo independiente dentro de la categoría de prioridad crítica, con alta carga de morbimortalidad. 

 

Además, la infección por Pseudomonas aeruginosa resistente a los carbapenémicos se ha trasladado de la categoría crítica a la de prioridad alta para reflejar los informes recientes que muestran la reducción de las resistencias a nivel mundial. Mycoplasma genitalium farmacorresistente, que no está incluido en la lista, plantea problemas de forma creciente en algunas partes del mundo. La lista de patógenos bacterianos prioritarios de la OMS correspondiente a 2024 incluye estas bacterias:

 

Prioridad crítica:

 

Acinetobacter baumannii resistente a los carbapenémicos

Enterobacteriales resistentes a las cefalosporinas de tercera generación

Enterobacteriales resistentes a los carbapenémicos

Mycobacterium tuberculosis resistente a la rifampicina (que se ha incluido tras efectuar un análisis independiente con criterios adaptados paralelamente y tras la posterior aplicación de una matriz adaptada de análisis para decidir en función de varios criterios). 

Prioridad alta:

 

Salmonella Typhi resistente a las fluoroquinolonas

Shigella spp. resistente a las fluoroquinolonas

Enterococcus faecium resistente a la vancomicina

Pseudomonas aeruginosa resistente a los carbapenémicos

Salmonelas no tifoideas resistentes a las fluoroquinolonas

Neisseria gonorrhoeae resistente a las cefalosporinas de tercera generación y/o a las fluoroquinolonas

Staphylococcus aureus resistente a la meticilina 

Prioridad media:

 

Estreptococos del grupo A resistentes a los macrólidos

Streptococcus pneumoniae resistente a los macrólidos

Haemophilus influenzae resistente a la ampicilina

Estreptococos del grupo B resistentes a los macrólidos.

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